Diciembre
siempre fue un mes difícil para el país. Hoy,
después de un año de un nuevo gobierno, no hay
absolutamente nada para celebrar. Veinte millones de
pobres en el país, los jubilados como variables de ajuste, la educación en su peor
momento (un año perdido), las ayudas para los
perjudicados por la cuarentena eterna cortadas por
“no ser el momento” (¿cuándo será entonces?), un
encierro genocida de 8 meses. Y encima, un montón de
protocolos vigentes para seguir vigilando y
castigando a la población. En el medio, berrinches,
insultos a determinados grupos, amenazas
sepultureras, extorsiones, cartas furibundas a la
justicia, presiones, desalojos violentos,
vaciamiento a la ciudad (la nueva enemiga del
pueblo) y declaraciones disparatadas de gran parte
del gabinete y afines. Todo en el marco de una
pandemia reformateada. O mejor dicho, de un mal
antiguo renombrado para sembrar terror. Un año
negro, de un gobierno inepto y débil que confunde
sus problemas personales con el devenir del país. Al
estilo Sarmiento pero sin ser Sarmiento (ni cerca).
Para completar el cuadro, una ley "urgente" como la
legalización del aborto, tapadera de todo lo
anterior, motivo seguramente de festividades
bullangueras ya anotadas en el calendario para fin
de año. Allí, estamos seguros, no circulará el virus
(como en el triste velorio de Maradona, donde la
Casa Rosada fue tomada por asalto y hubo miles de
personas sin DSO ni barbijos). Pero las multitudes
verdes necesitaban un desahogo después de tanta
obediencia y el Gobierno un único triunfo. Sin
embargo, no todo es tan negativo como parece. No nos
olvidamos del pueblo, de la sociedad, del espíritu
inquieto, de la rebeldía, de la desobediencia, de
las protestas. Que fueron muchas y prometen más-
El pensamiento, la lectura, la escritura, el arte,
el diseño, los proyectos, son nuestros modos de
vida. No son profesiones: la cultura forma parte de
nuestra biografía vital. En estos 20 años fuimos
abriendo diversos espacios de producción. Así
nacieron, después de la revista, el Centro de Arte y
Estudios en 2003 (con cursos, videos, exposiciones,
investigaciones); Contratiempo Ediciones en 2006;
Morticia (ensayo efímero de periódico de actualidad
que duró 4 números impresos) en 2008; Meletea Arte y
Libros, creada en 2017. Contratiempo es una
factoría, una unidad que, a la manera del Eureka
de Poe, busca la multiplicidad de formas, registros,
experiencias, jamás pautados por mandato alguno. Por
eso decidimos constituirnos como tal, como un
poliespacio productor de cultura fuera de goznes y
estructuras que reúna las experiencias pasadas y
todos los proyectos y las preguntas por venir. Hoy
más que nunca, en pleno ascenso de esto que dimos en
llamar "progrefascismo", sentimos la necesidad de
defender la presencialidad; de retomar el contacto
humano y no virtual. De recuperar la vitalidad del
otro que potencia la nuestra, que fertiliza la
creación, la discusión, y sobre todo, el pensamiento
crítico. De contrarrestar esa sombra que parece
abatirse sobre Occidente, llevándose puestas no
solamente las libertades sino también el legado
cultural, que es el nuestro. Si celebramos cada
apertura de Museos, centros culturales y educativos,
cada protesta y marcha en contra de autoritarismos y
medidas restrictivas con la excusa sanitaria, aquí o
en el resto del mundo, es porque vemos un triunfo de
esas formas, de esos modos, de esa posibilidad de no
domesticación. De no embrutecimiento funcional a los
poderes que andan siempre como aves de presa sobre
cuerpos, cabezas y mentes. El proyecto del
poliespacio está en marcha, con todas las
producciones y actividades que esperamos para 2021.
No conocemos mejor manera de resistencia.
Diciembre 2020
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