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Cuerpos perseguidos, cuerpos suprimidos

El totalitarismo democrático que viene

 

Foto. Nahuel Levinton
 

 
 

Algo intuíamos.

Movimientos subterráneos (y no tanto) que brotaban espontáneos, que reunían a las ultras en un mismo arco ante el desconcierto de los ortodoxos.

Hartazgo hacia la clase política. O hacia la forma de hacer política de los políticos.

El Primer Mundo venía mal y encima, con hordas de desesperados (y no tanto) que invadían un territorio que ya empezaba a diezmarse.

Durante la década del 10 visitamos incontables ciudades atestadas. El turismo, decían. Y sentíamos el descontento de los propios; no, no era el turismo ni eran los inmigrantes. La clase media estaba contra las cuerdas. Ya sabemos qué hace esa clase cuando la ubican en esa posición (lo padeció el gobierno en estas últimas elecciones).

Entonces, aterrizó la pandemia, virus caprichoso que muta, que se mueve geopolíticamente, que cuenta con poderosos aliados, que ya está por cargarse todo el alfabeto griego.

Y aparecieron con él, el control social, poblacional, la selección, las restricciones, los permisos, los pases de acceso, los cierres, el ciudadano de primera y el de segunda (que osó no acatar esas vacunas que surgieron en tiempo récord). ¿Qué harán con estos, una estrella en el brazo, un sello en las puertas de sus casas?

Avanza una nueva forma de fascismo, ese que se escuda en el irrebatible "bien común" y que paradójicamente alimenta a más fascismo. Se sabe: se cosecha lo que se siembra.

 

AGENDA CONTRA-TOTALITARIA

1) No a la agenda única del miedo: denunciar y boicotear la complicidad de las corporaciones mediáticas, con sus discursos del miedo las 24 hs. del día.
Enferman y matan más que cualquier virus respiratorio a los espíritus sensibles o poco informados;

2) El cuerpo como rehén: las sociedades tendrán que reaccionar de forma pacífica. Jamás en la historia moderna se han clausurado los derechos universales con la extorsión a través de "pases sanitarios" y vacunaciones compulsivas;

3) Repudio público hacia los Gobiernos europeos que están cercenando libertades y obligando a una nueva dosis con cada nueva mutación: eso no es un asunto de "seguridad pública" sino negocio, control poblacional y autoritarismo;

4) África, el eterno comodín: este continente olvidado siempre ha padecido pestes que matan a millones y jamás interesó a nadie;

5) El "cambio climático": con él invisibilizan a este totalitarismo que asciende sin obstáculos y de nuevo instauran “normativas” de vida (lo mismo aplica a los  movimientos feministas trasnacionales, que inoculan el miedo a través de la cancelación y la censura);

6) El lenguaje censurador al servicio de estos poderes: los virus respiratorios mataron por millones siempre. La tierra no es plana (tampoco redonda ni cuadrada ni rectangular) ni hay conspiración alguna;

7) Reactivos: el Capitalismo sin embargo, y afortunadamente, tiene sus estrategias de reacción contra lo mismo que produce. La crisis económica mundial no está para excluir a nadie. Los "parias sanitarios" encontrarán la vuelta, los circuitos propios, las formas clandestinas de seguir ejerciendo sus derechos, aún fuera de estas leyes. O en el peor de los casos, este fascismo "benefactor" abrirá las puertas a violentas revueltas, como ya se están anticipando en varias ciudades europeas;

8) La información, el poder: será necesario informarse por diferentes medios de comunicación. Investigar, comparar, consultar: estar alertas. No dejar pensarse por los otros.

9) La verdadera agenda política que urge es la mitad de la población en la pobreza, la reactivación económica, los derechos universales garantizados y el fin de la corrupción. Si la política no sirve a la sociedad, la sociedad no la servirá a ella;

10) "Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer"

 
 
Redacción de Contratiempo / Diciembre, 2021
 
 

 

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