NOTA EDITORIAL NOVIEMBRE / DICIEMBRE 2023
El trabajador
No sería una sorpresa que durante la presidencia de Milei, y con
Macri al lado, los derechos laborales entren en tensión. Y lo que
aún es más predecible: que los sindicatos, que durante el gobierno
de Fernández/Cristina/Massa se mantuvieron en respetuoso silencio
hacia el gran patrón y hambreador del pueblo, ahora salgan a hacer
sonar el escarmiento. Pero no porque les hubiera dado un ataque de
justicia social (mala palabra para el nuevo presidente) sino porque
los posibles cambios amenazarían sus multimillonarias arcas. Que el
mundo se está reordenando y está cambiando dinámicas tradicionales,
se observa en todo el planeta occidental: desde los mismos sistemas
de representación, los conceptos (caducos) de “derecha”, “centro”,
“izquierda”, la socialización, hasta las formas del trabajo. La
juventud, y sobre todo en las grandes metrópolis, es la gran
propulsora de estas transformaciones. Harta de patrones, horarios y
salarios de hambre, busca la manera de que la pasión (o vocación) se
entronque con su supervivencia económica. |
En otras palabras, aquel viejo mandato de “estudio esto para ganarme
la vida y en las horas libres hago lo que realmente me gusta”, no
corre más. Sin embargo, el asalariado aún no se extinguió. Y aunque
la masa se achica de manera directamente proporcional a los avances
tecnológicos, no deja de ser una fuente de conflicto. Conflicto que
no se resolverá aplicando los viejos métodos. Es decir, delegando en
sindicatos que jamás la defienden; Estados que, cada vez más
pequeños, piensan en “reducirla” o en cercenar sus derechos
jubilatorios en "aras del bien común"; o en una justicia lentísima,
que solo con mucha suerte falla a favor (a veces, después de años,
lo que tampoco es justicia). Las nuevas épocas exigen formas nuevas.
Los que mejor defenderán sus derechos serán los mismos trabajadores.
La causa común (trabajo, salario, jubilación, salud, etc.)
tendrá que volver a nuclearlos, sin intermediarios mafiosos y con
diálogo directo con sus patrones. El estado asambleario es el
horizonte del trabajo asalariado. La toma, la protesta, la exigencia
pacífica y por supuesto, la unidad en la lucha. Ahí sí, que truene
el escarmiento para las empresas que osen convertirlo en un esclavo.
O peor aún, mercancía descartable según la oferta y la demanda.
Buenos Aires, noviembre de 2023
Foto: Museo Whitney, Nueva York (2016( |